Juan Gelmán. De atrásalante en su porfía. México: Era, 2009.
El que se sigue en sus pequeñas muertes
de cada día, cada día, sabe
que no se entiende nada. ¿Somos?
Más allá de toda la extrañeza léxica que pueda transmitir el verbo inventado atrásalante funciona como ingrediente dinámico capaz de delimitar la constante vinculación del recuerdo con un presente movedizo. Según Ortega y Gasset, el hombre no tiene naturaleza, sino historia. Domestica su mente para obtener memoria, porque la memoria es una necesidad congénita del ser. En este caso, la voz poética unifica el pasado y el presente hasta tal punto que se dificulta distinguirlos. La constante alternancia de los tiempos verbales no permite situarnos en momentos específicos. El tiempo se descontrola y, a su vez, recobra una fuerza importante.
…La hora
que arrastra vidas miserables
al olvido es
el desastre de la hora presente,
la lejanía de astros que
no tocan los mares de usted. El
pasado se calla cuando
el camino es o sería…
Junto a dicha atemporalidad, que es propia de la poesía, pero que en este caso, es una pieza fundamental en la construcción del poemario, nos inquietará una carga filosófica acompañada de preocupaciones morales e íntimas desparramadas en unos versos que resultan incompletos: Estos tiempos que sangran/ de perversión merecen/ algo de luz, algo de claridad/ un coraje que enfrente sus peligros/ los restos de la maldad mecánica/ Hay que poner el mundo hacia sí, no/ a sus persecusiones. /Hay que
El último verso nos deja con las manos vacías en una cuerda floja que con lentitud caminamos y desemboca en un yo extraviado. Es decir, Gelmán utilizará pistas sutiles que nos llevarán a establecer un diálogo, no tan solo con los poemas, ni con la voz poética, sino con nosotros mismos. Nos obligará a plantearnos nuestra supuesta autenticidad ante el mundo. ¿Sómos?, nos preguntará una y otra vez. Cómo enfrentarme al mundo si ni tan siquiera me reconozco en él. Todo el poemario es una pregunta que exige una contestación. Y es que, sin percibirlo, cometemos crímenes. Incurrimos en nuestras pequeñas muertes y nos negamos a sabiendas. Pretendemos ser mediante el otro.
Se trata de una poética honesta que pretende capturar, no tan sólo la emoción, sino la conciencia. No hablo de concienciarnos sobre alguna problemática moral; concienciarnos de lo que creemos conforma nuestra existencia. Sernos, en medio de las múltiples máscaras que nos imponemos en la otredad. Para adquirir una percepción correcta de la realidad, debemos reconocer el mundo que nos habita. Este es un libro que no permitirá el descanso. A la par con la poesía, hilvanamos nuestros pensamientos de lo que podríamos llegar a ser, siendo. Los poemas figuran como metonimias de nuestra propia reinvención.
¿Quién se aparta del Yo para ser
sí mismo en otros? Alto
es ese abismo, sí. Huir
a los paisajes falsos
de uno con uno trae
vacíos de madre sepultada.
Aquí lo deslumbrante no son los temas que se tratan. La muerte, el tiempo, el amor, la memoria se intercalan en el poema como estrellas fugaces que optan por desaparecer y reaparecer a su antojo. Lo significativo es el proceso que atraviesa el lenguaje para acercarse a dichos motivos literarios.Es cómo se instalan éstos en el contexto de la búsqueda del yo. Mediante el uso constante de antítesis, lenguaje fragmentado, juego de palabras etc. se lleva a cabo un contrapunto entre la poesía y el lector. Se desarrollará un diálogo introspectivo que seremos incapaces de detener.
De repente, la voz poética se nos acercará y nos revelará su vulnerabilidad y la manera en que se confronta a sí misma en medio de una soledad que no finiquita.Logra hallarse primigenia ante los numerosos rostros que la habitan. También descubrimos la presencia de un doble que afirma su antiguo y actual estado de sitio.
El que siempre me revisa el ser
es un otro, disperso,
extraño. Dicta su lección
en una calle por
donde nunca pasé. ¿Quién lo conoce?
Cena conmigo, ignora
su no estarme, su traducción
a movimientos que no se dejan ver.
Me fui hace mucho de él, dejó huellas
en un vuelo tendido
entre pasados y futuros con fiebre…
Aquí la poesía se rompe, se deshace, como vapor que se disuelve en una tarde oscura. Se transforma en cuerpo, se agrieta para encontrarse, para meterse en sí misma; rebuscarse en lo profundo. Se acerca a su origen: ¿Se escriben palabras para encontrar el poema? ¿Se escriben poemas para alcanzar la palabra? Y más adelante se revela cual monstruo que habita en algún lugar de nuestra imaginación. Los poemas funcionan como analogías de nuestra indagación existencial. Los textos exigen una lectura cuidadosa y pausada. Así como es un proceso lento y duro, reconocernos en la imperfección. Sin embargo, tiene su recompensa. En palabras del autor: Serse es una aventura que desarma los párpados grises.
Zaira Pacheco (San Juan, 1987) es egresada del Departamento de Estudios Hispánico de la Universidad de Puerto Rico (Río Piedras). Tiene un Master en Lengua española y literaturas hispánicas de la Universidad de Barcelona, donde es actualmente estudiante cdoctoral con una tesis sobre el escritor Manuel Abreu Adorno.
gracias, me sirvió de mucho.Justo estaba buscando un tono y Gelman me lo dio.