Catalina reseña a Elvira Navarro (España)

Elvira Navarro La ciudad en Invierno Barcelona: Debolsillo, 2008, 106 págs.

Elvira Navarro. La ciudad feliz. Barcelona: Mondadori, 2009, 179 págs.

La ciudad en invierno es la historia, contada en cuatro capítulos o relatos, de una niña española, de clase media, que sistemáticamente se niega a desobedecer las normas de sus mayores. Sus padres son comprensivos y pedagógicos con ella –como típicos padres informados y culposos de hoy–, de manera que no es que la niña sienta el deseo de transgredir una norma que es tirana y absurda. Es que las normas de los mayores –cualesquiera que sean—son para ella, en sí mismas, tiranas y absurdas, y su transgresión, la posibilidad de la libertad y de su goce, aún cuando después le sobrevenga la culpa. El conflicto se presenta cuando esta transgresión no sólo trae como consecuencia la propia culpa y el distanciamiento de sus padres, sino que también pone en peligro la propia vida e integridad de la niña. Y es que Clara descubre que se siente atraída –y repelida al mismo tiempo– por los mendigos que merodean un parque a las afueras de la ciudad donde vive.

El segundo libro de Elvira Navarro, La ciudad feliz, vuelve a retomar la relación de atracción de una niña por un mendigo con el que entabla una relación de persecución y espionaje mutuos. El libro empieza, sin embargo, con otra historia. La de un niño que llega a vivir a España, a casa de sus padres, inmigrantes chinos, y dueños de una pollería, después de haber pasado sus primeros años al cuidado de una tía en su país natal. Ambos niños –luego adolescentes– además de ser vecinos y amigos, tienen en común una mirada de extrañamiento frente al orden adulto y familiar, y el deseo de adentrarse en la ciudad y la sexualidad –exterioridad e interioridad de lo mismo—, como una forma de emancipación de la norma y del destino de sus padres.

Como lo han mencionado algunas reseñas, en ambos libros sorprende la elaboración psicológica de los personajes de Navarro, que, aunque son niños, piensan como adultos (algo que, en ocasiones, debo confesar, me resultó difícil, sobre todo cuando estos niños, o el narrador que encarna su punto de vista, mencionan términos como “sociológicamente” o “máquinas deseantes”). Esta cualidad les da cierto carácter monstruoso, que los emparenta, por ejemplo, con el niño Aira en Cómo me hice monja. Sin embargo, este parentesco también es relativo; el niño Aira no tiene un carácter monstruoso, es un monstruo; me refiero a esta combinación que él encarna entre lo imposible y lo prohibido y que se manifiesta, entre otras cosas, en el hecho de que se refiera a sí mismo como niña cuando para los demás es un niño. En Cómo me hice monja, por otro lado, tampoco se concede que la norma tenga algún sentido, es más, ¿acaso existe la norma en esta novela?, ¿Cómo es? ¿Qué dicta? Mientras que en los libros de Navarro, sí. Al final de sus historias las niñas, por ejemplo, siempre parecen comprender que la norma de los mayores las protege de ser abusadas y engullidas por el otro.

Lo que más me resultó interesante es algo que podría llamar el carácter obsesivo de estos libros. Tanto en La ciudad en invierno, como en La ciudad feliz, cada vez que comenzaba a leer un capítulo-relato, me parecía que estaba leyendo otra variación de la misma historia. En especial, porque siempre había un patrón de comportamiento o una situación que se repetía. Y porque, con frecuencia, había un sutil o drástico cambio de tono y de estilo. Este recurso, que me pareció muy sugerente y que noté sobre todo en el primer libro, me recordó los cuentos de Borges: los personajes parecían ser actores de una trama que se está repitiendo eternamente con variaciones diferentes. Lo mismo podría decir de la pareja que conforman La ciudad en invierno y La ciudad feliz. Ambas novelas –excepto por la historia del niño chino, que no es en absoluto menor, y que quizá en un próximo libro de Navarro se repita, vaya uno a saber—están contando una misma historia diferente.

Por último quiero agregar que es muy sugerente este deseo de las niñas de Navarro por los mendigos. Sujetos que no sólo viven al margen de las normas económicas y sociales, sino también, de un tipo de norma, mucho más profunda y menos tangible, que es la que nos dicta qué es lo placentero y deseable. Que un hombre que huele “a una mezcla de alcohol, orines e inmundicia”, despierte la curiosidad y la atracción sexual de una niña resulta tremendamente perturbador para el lector. No sólo porque vaya en contra de la norma y el gusto dominantes, sino también, porque, aunque estas niñas parecen ser agentes muy activos de su deseo –y perseguir, espiar y seducir ellas mismas a los mendigos–, están en una indudable posición de desigualdad y vulnerabilidad frente al otro. Lo cual a veces da la impresión de que su deseo de emancipación es, al mismo tiempo, un deseo de victimización. O, por lo menos, que su deseo siempre está corriendo ese riesgo, y quizás ellas apenas lo intuyen.

Lo interesante también es que, en ambas novelas, en algún momento hay un salto al futuro que muestra a las niñas ya adolescentes, de nuevo persiguiendo –o siendo perseguidas por— lo que desean y temen. Sin embargo, ahora se encuentran en situaciones donde ellas son iguales frente al otro, o incluso,  iniciadoras del otro. En este futuro las niñas, al parecer, han adquirido conciencia de su agencia, pero también, de los límites y los riesgos de la misma. Aprendida esta lección, ellas, como su autora, se lanzan una y otra vez a recorrer un deseo, una ciudad y una historia que es siempre otra y la misma.

Catalina Arango Correa (Medellín, 1983). Estudió Comunicación Social en la Universidad Javeriana de Bogotá, y Maestría en Letras en la Universidad Iberoamericana, Ciudad de México. Ha sido editora y gestora cultural independiente. Publicó el artículo académico: «El río del tiempo de Fernando Vallejo: la voz y el derrame del yo» en el número actual de la revista Hipertexto (http://www.utpa.edu/dept/modlang/hipertexto/docs/Hiper13Arango.pdf). En agosto empieza sus estudios de doctorado en NYU.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s