Roberto Bolaño. Los sinsabores del verdadero policía. Editorial Anagrama. Barcelona, enero 2011. 328 páginas
Abrir Los sinsabores del verdadero policía es como penetrar en unas bambalinas vedadas y en tinieblas, un entrar furtivo en una “cocina literaria” propia de la que hablaba en “Un narrador en la intimidad”. “Novela” recuperada o armada cual un rompecabezas –depende a quién quiera o pueda creerle uno–, está dedicada a la memoria de Manuel Puig y Philip K. Dick y tiene cinco partes heteróclitas: “La caída del muro de Berlín”, “Amalfitano y Padilla”, “Rosa Amalfitano”, “J. G. M. Arcimboldi” y “Asesinos de Sonora”. En estos subtítulos ya se huelen muchos de los temas, personajes y situaciones más consabidos de Bolaño y abren una doble incertidumbre o una inquietud bifronte: ¿más historias de los mismos (una especie del capítulo siguiente que no llegó a la imprenta a tiempo) o aquella parte de esas historias que no nos estaba destinada (al modo de behind the scenes)?
El íncipit es una versión de la disquisición, de afán taxonómico, de “la literatura heterosexual, homosexual y bisexual” en boca de Padilla (que en Los detectives salvajes enunciaba Ernesto San Epifanio) y las corrientes poéticas, en sus respectivas categorías de “maricones, maricas, mariquitas, locas, bujarrones, mariposas, ninfos y filenos”. Con algunas diferencias, este desplazamiento al lugar inicial anuncia el que será uno de los temas centrales en Los sinsabores: la homosexualidad de Amalfitano en particular, como escena previa y explicativa de la especie de exilio a la que el personaje y su hija se someten en Santa Teresa, y la homosexualidad masculina en general (la parte temáticamente poética se retomará con graciosa habilidad en “Notas de una clase de literatura contemporánea: el papel del poeta”, capítulo 19 de la segunda parte).
El modo en el que la novela arranca anuncia el tono intertextual –por momentos fidelísimo, por momentos contradictorio– de esta novela con la producción publicada antes. Los lectores habituales vuelven a encontrarse con los mismos desconocidos de siempre a los que ha frecuentado ya varias veces. Esta recurrencia invita a la composición de aquel todo virtual y polimorfo que es la obra de Bolaño y algunos instantes encajan con exactitud mientras que otros se rozan imperfectamente o se chocan con brutalidad.
Con algunos recursos que dejan ver su propio revés (cuyo ejemplo más notable son las preguntas que incitan a las respuestas como triggers que disimulan en su exhibición deliberada de sí la función del recurso), aparecen como visiones muchos instantes conocidos pero demasiado iguales o demasiado alterados como para no despertar la sospecha del lector: reemplazo de Lola, la madre de Rosa en 2666, por la idealizada Edith Lieberman, lectora de poetas malditos franceses (aunque en otro personaje, Elisa, en varios grados distante, hay un plan de viaje al psiquiátrico de Mondragón al que huyera Lola); la vida completa de Amalfitano en exasperado detalle; algunas escenas sexuales explícitas que evocan levemente la atmósfera de Amberes; alguna escena en un castillo abandonado que rememora la sensación de La pista de hielo; una lista de las novelas de Arcimboldi y los argumentos de algunas de ellas; muchísimas cartas y sueños y pesadillas y alguna que otra visión (la más inquietante quizá y, al mismo tiempo, la más explícita, es la del decano de la universidad a propósito de Amalfitano que parece narrada por Auxilio Lacouture, personaje de Los detectives y portavoz de Amuleto); una genealogía à la Cien años de soledad, pero constituida por una línea femenina (de mujeres llamadas María Expósito) signada por cíclicamente por la orfandad y las violaciones (presente ya, con diferencias, en la de Lalo Cura en 2666); un germen de “la nación invisible” de la frontera estadounidense-mexicana con tan sólo dos muertas, con nombres y apellidos, en la anónima voz de una especie de Marlowe incapaz, en la que la palabra “maquiladora” sólo aparece una vez. La lectura de Los sinsabores arrastra y obliga a la relectura de otras obras, como si las visiones tras bambalinas fueran tan inquietantes que nos empujaran a las novelas anteriores para ver si todo sigue allí como la primera vez que las leímos.
Las primeras dos páginas del capítulo 11 de la última parte merecen un breve capítulo aparte, por sus ecos tan proféticos como turbadores. En ellas, Arcimboldi se ha vuelto un autor de moda en España (“la moda Arcimboldi”), lo que se edita la totalidad de su obra, florece un desconocido especialista, así como una corte de exégetas.
A modo de paréntesis, no podemos dejar de comentar que la representación de las mujeres es algo crítica y merecería una reseña aparte: además de un análisis profundo (la primera impresión, de que las mujeres son esencialmente definidas en su calidad de apéndice del “bacán que las acamala” –allende de alguna que otra puta– requeriría un estudio exhaustivo), necesitaríamos más espacio del que disponemos aquí. Como suele pasar, el problema es la extensión –aunque no sólo ése, claro está.
Por momentos, más de una vez mientras leía, intentaba fabular la impresión que podría tener aquel que empieza a leer a Bolaño por Los sinsabores, experiencia a todas luces imposible. ¿Resultará inconexo, divertido, coherente? Para esta pregunta tampoco tengo respuesta. Al terminar la lectura de la novela, queda un extraño sabor de boca. La sensación de lo indebido, aquello que –por algo que quizá hubiera sido nuestro propio bien– nos había estado vedado. Pero. Ya. Está. Hecho. Y nos depara más buena literatura.
Nota. Me propuse no leer ni el “Prólogo” ni la “Nota editorial” que rodean la novela hasta el momento de escritura de esta reseña y –prodigio– lo he conseguido.
María Julia Rossi nació en Rosario, Argentina, donde estudió Letras en la UNR y Teatro y actuación en la Escuela Nacional de Teatro y Títeres. Vivió cuatro años en Barcelona, España, donde llevó a cabo diversos trabajos mercenarios relacionados equívocamente con la literatura o –más precisamente– con el mercado editorial y tuvo ocasión de viajar. Ahora vive en Pittsburgh, Estados Unidos, donde trabaja y aspira a obtener su título doctoral en la University of Pittsburgh.
Gracias por la reseña, María Julia. Me imaginaba que esta novela había sido escrita por un corte de exégetas en el subsuelo de las oficinas de Anagrama, pero ya veo que no es así. Muy interesantes todos los intertextos. La tengo que leer!
Jeff, en realidad hay cosas editoriales cuestionables en la publicación de esta novela (aunque no solamente de esta novela). Esto de encontrar novelas que «ya casi estaban» para salir es curioso, no? La novela está buena, por eso me importaba escribir sobre la obra en sí, pero todo el fenómeno no deja de ser algo raro…
La estrategia de exhumación póstuma que se viene llevando a cabo con Bolaño me parece más cosa de una banda de ladrones de tumbas que de un grupo editorial.
Por cierto, ¿alguien conoce algún caso sonado de falsificación literaria? Yo no, pero es fácil de imaginar: un manuscrito inconcluso, abandonado por el autor, más o menos esbozado, que un negro se dedica a rematar bajo las instrucciones del patrón de turno. El estilo de los grandes escritores es muy fácil de imitar si todo a lo que se aspira es a sacar al mercado una «obra menor».
En fin, que yo coincido con Jeff en mis sospechas, y le animo a no descartarlas, a profundizar en ellas…
Lo de las sospechas ya está comprobado: lo más triste alrededor de estos libros (burla burlando… ¿cuántos van ya?) es el modo de presentar el material. Ahí sí que hay algo que no sé en qué se diferencia de una estafa. Es una combinación entre un ultraje (si era «su novela», como se afirma, ¿no la hubiera publicado o dejado para publicación póstuma como dispuso con 2666?) y el deliberado afán de lucro… Intenté dedicar la reseña al contenido, porque lo más sonado y polémico es esta cuestión ética, extraliteraria, alrededor de la publicación donde las aguas están bastante divididas.
Que conste que la reseña me ha encantado. Por cierto, ¿cuándo se supone que escribió Bolaño esta novela?
¿Y hasta dónde van a explotarlo? (O: ¿qué vendrá luego?)
la clave estaría, para mí, en ver cómo éste fenómeno «extra-literario» se puede ver (prefigurado) en la literatura de bolaño. archimboldi postmortem? en cuyo caso le podríamos dar más vueltas a la paranoia de alberto (con la que coincido porque la paranoia es siempre una buena arma contra el capitalismo) y pensar, tal vez bolaño murio mucho antes, nunca fue bolaño, o nunca fue escritor sino que se robó los papeles de ulises lima después de que el murió, y así nos sacamos de encima el biografismo. creo que se me disparó un poco todo, no?
El enemigo no es el capitalismo, y ni siquiera lo son los editores codiciosos, a los que por lo demás se les ve tanto el plumero que no podrían engañar ni al más tonto. Los que picamos el anzuelo con los inéditos de Bolaño (y yo lo hice con La universidad desconocida y El secreto del mal) lo hacemos por la misma beatería irracional que, en otros casos, nos da la risa. Es triste reconocerlo.
Por no hablar de algunos textos (especialmente las conferencias) que han aparecido en varios libros recopilatorios. Esa puede ser otra estrategia editorial posmortem: la recopilación aleatoria de materiales preexistentes que, combinados de manera distinta, adquieren una nueva coherencia (o incoherencia).
No, amigo Othoniel, la paranoia aquí es mejor tenerla de la correa, porque bien sujeta coincide con la lucidez y, en cambio, si se la deja libre (¿Bolaño nunca fue Bolaño?), corre el riesgo de desacreditar las sospechas bien fundadas que la pusieron en marcha.
No acabemos como Philip K. Dick.
Pero ¿no te parece, Luis, que hay algo en El secreto… -y también en La universidad…- que es mejor haber leído que no leído? Me refiero a aquello que está estrictamente entre las tapas y no lo que está fuera. No sé, creo que hay cosas debatibles más por fuera que por dentro. La forma en lo que lo que está dentro se presenta es, para mí, lo único que no deja de ser profundamente dudoso.
Con respecto a la pregunta anterior, la «Nota editorial» nos ilustra con el siguiente dato: «Varios documentos adicionales depositados en ese mismo archivo acreditan que se trata de un proyecto que se inició en la década de los ochenta y se mantuvo vigente hasta el año 2003». En el «Prólogo: entre el abismo y la locura» (¿se imaginan a Bolaño leyendo este subtítulo?), se transcribe un fragmento de una carta en el que Bolaño escribió, todo con mayúsculas que ésta era «MI NOVELA». Y nos quedamos todos tan anchos, como se dice en algunas partes de España…
Con respecto a esa especie de prefiguración del fenómeno en la literatura misma del que hablás, Luis, estoy muy, muy, muy de acuerdo. Creo que la visión de Bolaño a propósito de la industria editorial y su mercado era tan sagaz como crítica y un tanto profética.
Felipe,Obrigado pela resposta. A hiurarqeia, quando baseada em meritocracia/benevoleancia, serve para valorizar os membros mais ativos/participativos da comunidade. He1 controversias, ou pontos de vista distintos em relae7e3o ao me9rito.O merecimento de ser algo e9 de quem participa, simplesmente pelo fato de estar abrindo me3o do seu tempo para contribuir com algo. Isto je1 deveria ser o suficiente para a pessoa poder ter a liberdade de, por exemplo especedfico da nossa discusse3o, revisar um catalogo e enviar seu patch com sugestf5es e a partir daed abrir espae7o para a discusse3o, infelizmente ne3o e9 o caso no modelo de gerenciamento utilizado do DL, onde ve1rios podem traduzir e poucos tem poder para dizer se e9 certo ou ne3o.Eu sf3 acho, que todos deveriam ter este poder Estes membros devem servir de exemplo para os mais novos e suas posie7f5es de responsabilidade devem servir como motivae7e3o para os novatos, ou seja, o estimulo este1 em conquistar uma posie7e3o de responsabilidade na comunidade. Felipe, seu ponto de vista tem sentido mas confesso que ne3o reflete a realiadade, especificamente no processo de tradue7e3o do GNOME, onde estes membros que se3o exemplos pra mim acabam afastando os novatos. Ne3o sei por que isso acontece, mas acontece, acredite!Tambe9m como citado no texto original, o processo do Debian pode haver alguma perda de qualidade que e9 compensada pelo fato de todos poderem corrigir e enviar seus patch`s com sugestf5es.Falei um pouco com o John sobre isso, e ele me convidou a levar esta discusse3o para o Ff3rum, infelizmente ne3o sei se poderei ir, mas seria um tf3pico e tanto!!!Um abrae7o!
Una errata: donde dice “Notas de una clase de literatura contemporánea: el papel del poeta” debe decir «“Notas de una clase de literatura contemporánea: el papel del pete”, que no es lo mismo pero es casi igual.