Julio Meza Díaz reseña a Denis Morales Iriarte (Bolivia)

Dennis Morales Iriarte. Venus reluciente. Cochabamba, Bolivia: Grupo Editorial Kipus, 2012, 346 p.

 

Svenusreluciente02on los primeros años del siglo XXI y estalla la guerra. La vorágine sangrienta requiere armas cada vez más letales. Se usa el virus Laquesis, el cual acaba con cualquier individuo que lleve los cromosomas XY. El virus sale de control. Afecta incluso a aquellos que lo han gatillado. Muere la mitad de la población mundial. Desde el poder se quiere dejar atrás a esta etapa de la historia, a la que se denomina como Era Oscura. Se destruyen los registros de ella. Solo queda una vaga idea que da cuenta de un momento de caos. Se procura desaparecer también todo lo que recuerde a los hombres. Nace un nuevo orden, la Feminidad.

Este es el marco del que parte la primera novela de Dennis Morales Iriarte (Cochabamba, 1974). El autor ha buscado al parecer aunar tanto sus estudios de biología como las tramas del cine b norteamericano de la década del 50.[1] Este enlace más un tratamiento literario de la tensión ha dado como resultado un texto entretenido y de interés, el cual se suma a los trabajos de otros autores bolivianos que intentan superar los límites del realismo y la reflexión sobre lo “nacional” para elaborar nuevas formas narrativas.[2]

 

Perlazul

Uno de los logros de Venus reluciente es quizá la detallada construcción de su universo ficcional, el que se enriquece gracias a los contrastes. Los ejemplos son varios. Siete siglos después de la presencia de Laquesis la tierra se ha convertido en una suerte de gigantesco oasis: la vegetación es abundante, los recursos alcanzan para todas las habitantes y ya no se utiliza el combustible fósil. El planeta ha adquirido también un nuevo nombre, el cual refiere directamente a su condición ecológica, Perlazul. Sin embargo en este escenario paradisiaco se alza la distopía. Solo hay dos países, Arecibo y Japón; y en ambos se controla a las mayorías mediante creencias religiosas y el empleo de gases sedantes. La ingeniería genética sigue la misma línea. Es la única herramienta que se posee para concebir y satisfacer los sueños de maternidad, pero a la vez se la emplea para crear grupos de personas que sirven como mano de obra barata y ejércitos privados.

Otros elementos destacados son la sensualidad y el humor. El primero se genera por las descripciones de las costumbres de las jóvenes de Arecibo, que es el espacio con mayores libertades en Perlazul. Ellas acostumbran partir de su hogar en busca de su destino. Asumen que este le será revelado en la forma de alguna circunstancia inaudita. En el trayecto entablan relaciones amorosas poliafectivas, las que usualmente inician en las piletas de agua que hay en cada poblado. Allí se bañan, comparten afeites, conversan y disfrutan.

El humor se dispara sobre todo por las dudas y confusiones que genera la sospecha de que en algún momento existieron los hombres. Piscis es la primera en pasar por este tipo de trances. Es una de joven de Arecibo. Mientras viaja practica la arqueología. Encuentra objetos de la Era Oscura y los vende a buen precio. Sin embargo su afán no solo es mercantil. Sospecha que aquellas que detentan el poder, Las Reforzadoras, guardan un secreto. Intuye que quizá los hombres, esa suerte de seres mitológicos, sí existieron. En una de sus indagaciones Piscis halla una novela erótica titulada La ardiente pasión de Lady Jane. La lee con curiosidad, empieza a excitarse por las escenas románticas y se detiene. No comprende cómo la protagonista, Lady Jane, tiene relaciones con hombres, puesto que estos jamás han existido, salvo como personajes de una imaginería fabulosa. Vuelve a su lectura y sigue inquietándose.

La aparición de los hombres

Si bien son varios los elementos a resaltar en Venus reluciente, tal vez el principal sea el pulso con el cual se narra la aventura de los hombres. Un grupo de ellos ha sobrevivido. Son soldados que en el siglo XXI han sido criogenizados en un fortín dentro de una montaña. Probablemente por las excavaciones de Piscis la computadora del complejo militar se activa. Comprueba que ya no existen rastros de Laquesis en el ambiente y despierta a los hombres. Estos se organizan para cumplir la misión por la que los pusieron a dormir: volver a introducir en la humanidad los cromosomas XY.

Los hombres intentan hacer contacto con las mujeres pero la respuesta no es la esperada. Se les considera rarezas y se les quiere capturar para someterlos a experimentos científicos y ofrecerlos como mercancía. Pese a sus esfuerzos el grupo de soldados es dividido y repartido por todo el planeta. Uno termina sometido en Arecibo, otros son secuestrados en el Japón, los más afortunados escapan al territorio en donde antes estaba Puerto Rico y fundan su propio país. Las Reforzadoras se niegan a aceptar que existen, aunque optan por otra política debido a motivos meramente comerciales. Estos eventos son contados con pericia. Se usan narraciones paralelas, las cuales detallan el devenir y las características psicológicas de varios personajes, y se consigue mantener la tensión mediante giros argumentativos y postergando la revelación de algunos datos.

El final de la Feminidad

Quizás las páginas finales son las menos atractivas. Se insiste en un “deber ser”, que remite a ratos a una idea de familia tradicional. Con los hombres ya asentados en Perlazul las creencias vertidas por Las Reforzadoras empiezan a desmoronarse. Las mujeres y hombres vuelven a convivir. La humanidad da muestras de aprender de los errores del pasado y se compromete a no resbalar otra vez en la guerra ni en la irresponsabilidad con el medio ambiente. El cambio se dinamiza. Sin embargo los personajes hombres e incluso la voz narrativa subrayan discursos convencionales sobre lo que es “natural”. Venus reluciente es una novela narrada con talento y creatividad y pudo haber llevado sus aguas a una salida igual de imaginativa y libre.

Dennis Morales Iriarte es un novelista que posee un abanico de herramientas narrativas, las cuales generan entusiasmo entre sus lectores.

 

Julio Meza Díaz Ha estudiado y publicado. Acostumbra recordar con melancolía aquellos domingos por la tarde en que paseaba por el malecón disfrazado de Barney con monóculo y sombrero de copa. Para El Roommate, también ha reseñado a Miguel Det y Águeda Noriega y a León Velásquez. En El Roommate también hemos reseñado su novela Sólo un punto.

[1] Algunos títulos de este tipo de films son: Prehistoric Women de Gregg C. Tallas, Untamed Women de W. Merle Connell y Cat-Women of the Moon de Arthur Hilton.

[2] Ver: Tres narradores bolivianos contemporáneos. En: http://laquesemuerdelaoreja.blogspot.com.ar/2014/05/tres-narradores-bolivianos.html.

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