Ingrid Robyn reseña a Luís Madureira (Brasil)

Luís Madureira. Cannibal Modernities. Postcoloniality and the Avant-Garde in Carribbean and Brazilian Literature. London: University of Virginia Press, 2005. 254 págs.

MadureiraA mí siempre me ha resultado curiosa la expresión “modernismo sin modernización”. Tal expresión, y sus muchas variantes – “modernización desigual”, “modernización incompleta” y por ahí sigue la lista – se han aplicado indiscriminadamente a la producción artística y literaria latinoamericana del siglo veinte, casi siempre acompañadas de cierto asombro ante las presumidas contradicciones entre modernidad artística y subdesarrollo. Empecemos por lo obvio: si vamos a hablar de modernización incompleta o desigual, habría que considerar dónde y cuándo el proyecto moderno se ha realizado en su “completitud”. Y dónde, y cuándo, los procesos de modernización no han implicado desigualdades y contradicciones. O más aun: si lo que implican modernidad y modernización no es precisamente una profundización de ciertas desigualdades y contradicciones. Y ni hablar del teleologismo implícito en la palabra “subdesarrollo” – la insistente idea de que algún día vamos a desarrollarnos, ocupar el centro del capitalismo mundial. He aquí uno de los puntos de partida del brillante libro de Luís Madureira: el pensar las vanguardias latinoamericanas – brasileñas y caribeñas en particular – ya no como mera expresión de una modernidad sin modernización, o una modernidad a medias, sino como el otro de la modernidad. Como una modernidad periférica, cuyas relaciones con el centro son mucho más complejas que la mera dinámica entre copia – las vanguardias latinoamericanas – y original – las vanguardias europeas.

El libro consiste de ocho ensayos, si contamos la introducción como un ensayo. Y debiéramos. En ésta, Luís Madureira discute una serie casi alucinante de marcos teóricos que se han utilizado – o debieran haberse utilizado – para pensarse las vanguardias latinoamericanas: de Fernando Ortiz a Oswald de Andrade, de Julio Ramos a Néstor García Canclini, de Jacques Derrida a Édouard Glissant, de Hommi Bhabha a Gayatri Spivak, por mencionar unos cuantos nombres. Si bien debo confesar que me causa cierta incomodidad pensar las vanguardias brasileñas y caribeñas bajo la teoría de la subalternidad, uno de los grandes logros de este libro es precisamente esa introducción, que además de ofrecer al lector un buen repaso de los acercamientos teóricos que han marcado la crítica de las vanguardias en América Latina, como ya he señalado, tiene el buen gusto de leerlas más allá de la supuesta contradicción entre vanguardia artística y subdesarrollo económico-social, más allá de la ansiedad de la influencia – o dependencia – y de la lógica de falta-compensación que ha marcado dicha crítica. Crítica demasiado preocupada, a veces, en determinar el grado de éxito con el que el arte de vanguardia logró plasmar, bajo “formato” moderno, una identidad cultural latinoamericana – problema típicamente vanguardista, pero no un problema crítico (como diría Lezama Lima: “veo la solución, lo que no veo es el problema”). Modernidad artística, sí; “subdesarrollos” aparte (o más bien incluidos). Eso, sin satisfacerse tampoco con el tipo de simplificación teleológica que consiste en ver en las problemáticas características de la vanguardia latinoamericana una suerte de “anticipación” del posmodernismo (su discusión sobre la teoría del contexto es asunto que no cabe aquí). Para Luís Madureira, es como diferencia que debemos leer esos modernismos periféricos, excéntricos, caníbales al fin. Si nada más, ese ensayo introductorio debiera incluirse entre los clásicos de la crítica de las vanguardias en América Latina.

 Pero este es, concretamente, un libro sobre vanguardias en Brasil y el Caribe, y de eso tratan los siete ensayos que siguen. El primer ensayo trata del movimiento que inspira el título de la obra: la antropofagia del brasileño Oswald de Andrade. Es aquí donde el autor desarrolla a cabalidad su teoría de las “vanguardias periféricas”. Es alrededor de la antropofagia, también, que Luís Madureira lee la eterna discusión sobre la dicotomía entre primitivismo y modernidad que ha marcado fuertemente las vanguardias en Brasil y el Caribe, superando las lecturas que se han limitado a subrayar la contradicción que implica apropiarse de una moda europea para satisfacer a necesidades identitarias locales. Es su lectura de la antropofagia y demás movimientos de vanguardia brasileños la que irá a informar los demás ensayos.

 El segundo ensayo trata de una figura si no ignorada, al menos vista con cierta desconfianza por gran parte de los críticos de la vanguardia brasileña: Raúl Bopp. Si bien pocos fallen en mencionarlo, su nacionalismo exacerbado e ideología progresista parecen haber contaminado la apreciación de su obra, que muchas veces no se ha leído en su debida complejidad. He aquí otro logro de este libro, ofrecernos una brillante análisis de Cobra Norato, en la que más allá de su evidente nacionalismo se resaltan sus cualidades literarias, y la desesperanza ante la modernidad que se desprende de su desenlace notadamente distópico. Una certeza, o al menos desconfianza de que Brasil estaría siempre en los márgenes de la modernidad.

 El tercero ensayo trata del clásico Macunaíma, del brasileño Mário de Andrade. Macunaíma es LA obra canónica de la vanguardia brasileña. Y hay quienes digan que sobre obras canónicas ya todo está dicho, que hay que hablar del anti-canon. He aquí el problema: como suele pasar con muchas obras canónicas, gran parte de la crítica de Macuinaíma se ha limitado a conformar su interpretación de la obra al proyecto del autor (y lo que es peor, según el mismo). Luis Madureira, al contrario, arranca su análisis de esta novela de su intricada y por veces contradictoria recepción inicial, resaltando eso mismo, las contradicciones que plantea la historia de ese héroe sin ningún carácter. Eso, claro, sin desconsiderar lo que nos dice el mismo Mário de Andrade con respeto a la obra. Pero sin limitarse a creerlo tampoco. El cuarto ensayo, íntimamente relacionado a los dos primeros, se dedica a la apropiación de la obra de Oswald y Mário de Andrade por el Cinema Novo, particularmente en la película Macunaíma, de Joaquim Pedro de Andrade (ya sé, otro Andrade). Para los candidatos a crítico cultural que insisten en creer que se puede analizar una película considerando solamente la trama (ignorando que una película es, fundamentalmente, imagen en movimiento), he aquí un buen ejemplo de crítica de cine.

 El quinto, sexto y séptimo ensayos gravitan alrededor de un evento clave para la historia moderna: la Revolución Haitiana. Innecesario señalar la importancia de este evento para lo que llamamos modernidad, importancia que se extiende mucho más allá del espacio caribeño. En esos tres ensayos – íntimamente conectados –, Luís Madureira pone en relación toda una miríada de textos y escritores que van de las obras de historiador C. L. R. James, a Aimé Césaire y Alejo Carpentier, siempre recurriendo a la antropofagia y también el verde-amarelismo brasileños como punto de comparación. Es difícil determinar cuál, o cuáles de los siete ensayos de este libro son los más logrados, pero para esta lectora esos tres últimos ensayos son lectura obligatoria.

 Un último aspecto de este libro que quisiera resaltar: el mismo formato. Si bien la obra toma ciertas figuras centrales como norte – Oswald y Mário de Andrade para el caso brasileño, Alejo Carpentier y Aimé Césaire para el caso caribeño –, estas no son sino nudos de complejas redes que incluyen numerosos intelectuales, escritores, artistas plásticos, cineastas, etc., y que extienden sus mallas más allá de las fronteras nacionales, y más allá de los fatídicos años veinte y treinta. Eso por no mencionar la impresionante masa documental manejada por el autor, que además de sus logros en términos de acercamiento teórico y elección de temas/problemas, me parece ofrecer una obra casi perfecta en cuanto a la investigación que despliega. Pero ya que empezamos con lo obvio, concluyamos también con lo obvio: se trata, diablos, de un libro sobre vanguardia en Brasil y Caribe, y que además incluye el Caribe francés como parte de eso que llamamos el Caribe y que llamamos América Latina, y que no se limita a trabajar esos espacios por separado, sino que realmente se involucra en el análisis comparativo. ¡Por fin!

Ingrid Robyn (São Paulo, 1981) tiene un doctorado en literatura por la Universidad de Texas, Austin, con una tesis titulada Rostros del reverso: José Lezama Lima en la encrucijada vanguardista. Escribe una novelita paródico-policiaca que jamás llegará a publicarse, y apenas mantiene el blog http://destrozos.wordpress.com/. Actualmente es visiting professor en Trinity College en Hartford, Connecticut. Ha reseñado para El Roommate a los siguientes autores: Ángel LozadaPablo de CubaAlberto GarrandésReinaldo Arenas y Lorenzo García Vega