Luis Othoniel reseña a Margarita Pintado y Lorenzo García Vega (Puerto Rico y Cuba)

Lorenzo García Vega y Margarita Pintado. Ping Pong Zuihitzu. Blog, 2010, 241 entradas y contando. http://pingpongzuihitsu.blogspot.com/

Le propone Lorenzo García Vega (Jagüey Grande, Cuba 1926) a Margarita Pintado (Bayamón, Puerto Rico, 1981) en el “Mini-Prólogo” al proyecto que iniciaron en Mayo de 2010, Ping Pong Zuihitzu, un blog que continúa,

Me hablas de un blog. Te propongo un blog en el que participemos los dos. ¿Cómo? Podríamos intentar un zuihitsu en el que fuéramos relatando, a la manera de un diario en email, el relato de nuestra relación (una relación establecida por el motivo de una tesis, pero donde, lo que estaría, fuera el invento que haríamos, tú y yo, de nuestro pasado y de nosotros mismos, como dos personajes de generaciones distintas que tratan de encontrarse, inventándose).

Así empieza uno de los proyectos literarios más emocionantes que he leído en muchos años, y que es casi imposible de reseñar. Durante el primer mes, Ping pong, es una suerte de correspondencia que flirtea con la posibilidad de una novela que el lector sabe nunca tendrá lugar, un intercambio entre la tesitera y su objeto de tesis (envidia infinita de todo estudiante doctoral), pero de a poco se va convirtiendo en algo mucho más interesante y complejo. Los autores como que dejan de corresponderese, dejan, salvo excepciones, de escribirse el uno al otro y lo que domina es, ¿como llamarlo?, un registro de imágenes que se pasea entre ellos, casi como si fueran entes de universos paralelos, pero análogos. Es el registro, la enumeración de imágenes, sueños, recuerdos de dos magos de la literatura, que, a falta de otra mejor palabra, como que se mimetizan, y los lectores tenemos la oportunidad de ser testigos de lo que ellos son testigos. “El espacio como juego donde imperaría la utopía de la enumeración”, dice Lorenzo. No es literatura, yo diría. No es experimentación con los géneros literarios, sino pre-literatura, lo que sucede antes de que la literatura sea literatura, muy Macedonio, muy Gombrowicz. En las palabras de Margarita “Yo no narro, yo reporto lo que se deja ver desde este lugar, y son hojas, hojas, y más hojas, y podría escribir la palabra hojas mil veces y tú aún no podrías ver este desfile absurdo de otoño”. Tal vez, por este aspecto de un yo lírico que no explica, ni narra, sólo reporta y enumera es que desde las primeras entradas de este blog, los autores insisten en mencionar la hora precisa en que escriben, el sonido preciso que escuchan, la imagen precisa que ven desde la ventana.

Entonces, ¿cuál es el hilo que une todas estas entradas que conforman este blog? El lector lo encontrará bastante rápido. Esa «utopía» de le enumeración y el registro se une yo creo por las siguientes coordenadas: por un lado muchos paisajes y geografías, mucha meterología y muchos animales, y por el otro, el cuerpo. Ese es el registro metafórico del Ping pong, es decir, un registro que evidencia  la interacción de lo que no es humano (la geografía, el clima, los animales) con el cuerpo, que en estos dos escritores, curiosamente, tampoco es humano, como si lo no humano y el cuerpo formara una planicie, inmanente, bidimensional, como una página blanca que, sin embargo, no está vacía. “Pero, ya se sabe, yo no sé dibujar. Todo lo que no he cumplido se volvió, por no haberlo sabido hacer, blanco.” (Lorenzo)

Dice Lorenzo: “Todo va retrocediendo. ¿Qué puede significar ahora volver?”

Dice Margarita: «retrocediendo está el aguacero de esta tarde que fue trompa de elefante, y tus manos, tan empobrecidas, reventando en silencio. tu cuello es una tortuga, retrocediendo (ya lo veo) bajo su caparazón, y tus ojos como de fuego, ahora reducidos a ceniza. te perteneces, se te nota. retrocedes con tanta naturalidad.»

Otra constante es que siempre, parece una novela que comienza, siempre a punto de empezar, pero no empieza, como por ejemplo, por el mes de noviembre, García Vega, el viejo de 84 años, le dice Margarita “Nunca llegaré a escribir la novela sobre los viejos que viven en el Home de los viejos.” Dice Margarita “La cojera, preguntándome en secreto, por el alma de los viejos. Yo no sé, pero a veces siento, que terminaré escribiendo la historia de unos muchachos arrugados en un Home.” Dice Lorenzo: ““Todos los viejos son minimalistas”, acaba diciendo la última frase de este Capítulo.” Pre-literatura, imágenes por empezar, entre el “viejo” y la “muchacha”, aunque para ser honestos, el lenguaje de Lorenzo no es el de un viejo, es demasiado lúdico, demasiado intempestivo, la escritura de Lorenzo es escritura de joven. Pero el cuerpo no, el cuerpo de Lorenzo padece, y se hace muy presente en sus entradas, su cuerpo como que no es suyo. Somos, con él, testigos de sus enfermedades, y de vez en cuando nos encontramos con pasajes aterradores como el siguiente.

“Es que el Infierno – prostíbulo donde no se siente nada, se inventa cuando ya no existe el Deseo. Sería, entonces, como la casa de prostitución que suelen visitar los muertos.”

O el siguiente, en el que Lorenzo, cita de una carta que le envía su amigo, y crítico Jorge Luis Arcos.

» ‘Paso horas y horas viendo documentales sobre el Universo, o sobre los universos paralelos, y nada me reconforta más que esto. Que no haya sentido o que el sentido se escape incansablemente.’ Quisiera que el miedo, que siempre me ha acompañado, me dejara en paz, para poder experimentar lo que dice Arcos. Pero yo siempre he vivido achicharrado con mis obsesiones.”

Pero claro, lo que creo que Lorenzo no sabe es que con este Ping pong, ya tiene su universo paralelo con Margarita. Los reportes de su cuerpo aquejado que apenas puede sostener sus «obsesiones achicharradas», se evaporan en pasajes como éste “Margarita, para la Tesis, con el Advisor es importante discutir esto: Una obsesión a conseguir.”  Y así, la enumeración, el registro de obsesiones de Lorenzo, es un cuerpo que comparte, en el otro cuerpo de ese Ping pong, el cuerpo de Margarita, la tesitera que después de todo, es eso, ella es la testigo de Lorenzo, la que nos reporta y enumera sus obsesiones a conseguir. Blog de la pre-literatura, de la obsesión elusiva que antecede a la literatura y que se tiene que conseguir y reconseguir, retrocediendo, literatura que retrocede al cuerpo, y del cuerpo al animal, y del animal a la geografía, y que retrocediendo se encuentra, de pronto, con otro cuerpo, y se renueva.  Qué envidia, Lorenzo y Margarita.

Luis Othoniel Rosa (Bayamón, 1985), está terminando una tesis titulada Anarquismos literarios: Macedonio y Borges. Su novelita, Otra vez me alejo saldrá en los próximos meses en Entropía (Buenos Aires).

15 comentarios sobre “Luis Othoniel reseña a Margarita Pintado y Lorenzo García Vega (Puerto Rico y Cuba)

  1. !Qué te parece. El viejo escritor y la joven discípula. Platón estaría rabiando. Escritura aventurada en un juego lúdico del eros entre el otoño y la primavera. ¡Qué rico! ¡Qué envidia! “¿Qué puede significar ahora volver?” dices que dice el poeta. Y ella repite que repite esa añoranza. Y tú lo envidias, y la envidias, y yo también, a los tres por estar tan afuera de ese espacio. Pero no, desde acá, observo en tercera persona esa ocurrencia que “revienta” y también tengo sueños. ¡Felicidades!

  2. ¡Qué proyecto increíble! Siempre me ha espantado las pocas posibilidades de entablar amistad con otras generaciones con las que me encuentro. ¡Qué lindo lo que dices Luis de cómo se van mimetizando hasta crear una tercera voz! Mimetismo animal, como diría Sarduy, camuflaje, mariposa que imita el color de su hoja hasta desaparecer ambos en la superficie virtual de la página, trope-l’oeil.

  3. qué lindo lo que dices, laura. a mí me pasa lo mismo con las otras generaciones, pero es más fácil de lo que parece. piénsalo, si tu eres una escritora en tus 50, no hay nada más divertido que conocer a los escritores en sus 20. ni hablar de los escritores ochentosos…

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