Luis Othoniel Rosa reseña ‘Simultánea, la marea’ de Margarita Pintado (Puerto Rico)

Tratar de convertir el encierro en pájaro

Margarita Pintado. Simultánea, la marea. Estados Unidos: Editorial Casa Vacía, 2022. 73 páginas

“lo sublime se pasea entre nosotros
con el mismo rigor de la desgracia”
Margarita Pintado

Hay una soledad terrible, una tristeza submarina, innombrada pero ubicua, por debajo de este poemario. Simultánea, la marea es un poemario que va a la contracorriente de los espíritus de nuestro tiempo. No busca conexiones ni comunalidades: se disfruta (y se tortura) en el encierro, en el aislamiento, en la mirada. Es un libro para —i s l a r—- ; parece desentenderse  de eso que llaman “lo archipelágico”.  Como quien dice, si me encierran, pues convertiré mi jaula en pájaro. La voz poética como que le pone una pausa a la desgracia, le hace un corte al tiempo y al mundo, corte inútil, ella lo sabe, no podemos “bloquear el sentimiento y estar vivos”, pero…. Funciona en el instante del poema. La poesía de Margarita Pintado nos recuerda que la poesía es magia y es droga y es engaño. Simultánea, la marea, con maestría, altera nuestra percepción del tiempo y el espacio en la era del encierro. La poesía de Pintado en este libro es el producto de una práctica diaria por muchos años. Es su poemario más sofisticado y el más triste. Son poemas que intentan controlar la tristeza. Ni toda la magia de la poesía nos podrá salvar ni de la soledad terrible, ni del “derrumbe” que se avecina.

“Como la espuma, te diriges
hacia un derrumbe natural
Parece que cuelgo de algún quicio,
pájaros fríos me vienen a buscar
Simultánea, la marea
se babea sobre sí.
Inútil contemplarla, pero…” (18)

En vez de usar la poesía para traducir la interseccionalidad de los dolores humanos, Simultánea, la marea, busca aislar el instante en que la planta toca la luz y se la lleva, o “el azul del cielo disgregado / en cada grano de arena” (9).

Contrario a sus dos poemarios anteriores, Ficción de venado (La Secta de los Perros, 2013), o Una muchacha que se parece a mí (Premio Nacional de Poesía del Instituto de Cultura Puertorriqueña, 2017), acá la poeta, ahora más madura, no nos está contando relatos extraordinarios (como el venado en la Isla de Culebra). Deja de ser la cuentera de los libros anteriores. Ya no quiere verse en el espejo de otras historias, repetirse en tantas similitudes (“Una muchacha que se parece a mí”), en la compañía constante de amigas. En Simultánea, la marea, la poeta no quiere ni contar ni parecerse a nada, ni acompañar. Ahora quiere desidentificar las cosas, segregarlas, separarlas. Para eso le sirve el arte y la poesía

“la desidentificación

frontal del material

es decir, ya más cerca

del ARTE” 23

Casi parecería que la sociedad no existe en este libro. Casi no hay humanos (sólo fantasmas familiares, ecos de madre, padre, hijo y hermana). No hay amigues ni comunidad, ni cambio climático, ni legiones de migrantes torturados por una frontera cruel que llega, sí, hasta el mismo mar que se poetiza. Sí hay mar y luz y piel y verde, pájaros y animales, luz vegetal y animal. Para esto también sirve la poesía; para crearle una frontera, un muro, a los mundos tan caóticos, reducirlos al recuerdo o la nostalgia, amurallar la luz para tocarla, simplificar todo ese caos pues para hacerle el amor al árbol, para mamar luz. No es la poética relacional de la que hablaba Glissant, lo que busca Pintado en este libro. Más bien, siguiendo a su maestro Lorenzo García Vega (con quien escribió centenares de páginas que reseñamos ACA), es una poética del aislamiento radical lo que se practica en este libro, terrible, como si la belleza sólo pudiera ser palpable cuando le ponemos un perímetro (la casa, la familia, el instante), cuando la cortamos y aislamos de todo lo demás, del tiempo, del mundo. Es una poética tremendamente caribeña, pero no es archipelágica. Busca el corte, no la relación, busca la cajita, no el rizoma. En eso no sólo se parece a Lorenzo, sino también a un escritor contemporáneo suyo, igualmente obsesivo, que sería Carlos Fonseca. Obsesiones privadas, separaciones, paredes, encierros, segregar.

“he seguido
separando la paja del trigo, la ola
de la espuma, la visión de la retina” (11)

“La luz
hace sus destrozos
en las paredes de la casa” (32)

“con el encierro renovado”  (46)

“y segregar… la fina apariencia
de tu forma” (64)

            Es que este mundo tan jodido en el que vivimos como que nos niega la misma existencia, como si nacer en este planeta no bastara para existir. No basta nacer (35), no basta “pensar”,  hay que inventar la existencia: “el vuelo y los aplausos que me invento / cada vez que llego, existe” y “Ella existe para que no la vean”.

“Ella existe, dicen
Para practicar
El delicado arte
De la
Des

in

te
gra

ción”

“Existe una isla
rodeada de cosas sencillas
que te pueden romper el alma
por ejemplo” (20)

Mientras vamos leyendo este poemario tenemos la sensación de que la voz poética se autoengaña. En la superficie parece que la casa está ordenada, que la maternidad ha sustituido a la desgracia con lo sublime, que en cualquier mueble o ventana se acurruca un animal sencillo y emancipado, que “el universo es un lugar tremendo” que no tiembla. Que si algo ha temblado, fui yo, no el universo. “Hoy he entendido / que no tiembla el universo / Sino Yo. / Que tiemblo Yo” (49). En esto consiste el encanto de los que se engañan. Hacerle una cajita a la existencia, convertirme a mí mismo en el universo, controlar la tristeza. Esto nos encanta, y para esto también sirve la poesía. Delicioso control.

ORDEN

Todo está en orden.

La mesa con sus libros
los vasos, sus círculos
mojados. El vacío,

las ideas y los platos.

No sé qué día es, pero hoy
me inventé tres palabras
para bloquear el sentimiento
y estar viva” (48)

Hay dos poemas largos y bellos que sin embargo parecen alejarse de esta poética del encierro y el aislamiento casero. El primero es un poema que parece referirse a ese trauma colectivo que fue el Huracán María, “Bebí de tu fuente”, (que pueden escucharlo en youtube ACÁ). El segundo, es un poema sobre al recién fallecido padre de la poeta, titulado, “Su sonrisa es un imán”. Son los dos poemas más tiernos del libro, los únicos en donde aparece una comunidad, cuidados y solidaridades. Sólo el trauma y la pérdida parecen ser capaces de romper los candados del encierro poético.

No he leído un poemario en el siglo XXI que sostenga la tensión entre la cotidianidad y el abismo como este. Es un poemario que escogió a esa autora en específico, en ese momento histórico y geográfico particular, pero que nos habla de un encierro compartido, de un afecto tremendo en la mente de la especie; la soledad es una enfermedad colectiva. Al leer estos versos del último poema, en el Planeta Tierra, en el año 2022, sentimos como si lo hubiéramos escrito nosotres.

“sentarme a llorar
como una idiota
frente a las ramas
rotas.

Del árbol caído brotarán
Inverosímiles hojas”

Luis Othoniel Rosa (Bayamón, Puerto Rico, 1985) es el autor de las novelas Otra vez me alejo (Argentina: Enropía 2012; Puerto Rico: Isla Negra, 2013) y Caja de fractales (Argentina: Entropía, 2017; Puerto Rico: La Secta de los Perros, 2018). La última fue traducida al inglés como Down with Gargamel! por el poeta Noel Black (USA: Argos Books, 2020). También es autor del estudio Comienzos para una estética anarquista: Borges con Macedonio (Chile: Cuarto Propio, 2016; Argentina: Corregidor, 2020). Estudió en la Universidad de Puerto Rico y se doctoró en Princeton. Es catedrático asociado de Estudios Étnicos y Literatura Latinoamericana en la Universidad de Nebraska. Para El Roommate ha reseñado libros de Michelle ClaytonRaúl AnteloLorenzo García VegaMargarita PintadoRafael Acevedo,  Mar Gómez,  Isabel Cadenas Cañón,  Romina Paula,  Mara Pastor, Julio Meza Díaz,  Sergio ChejfecBalam RodrigoJuan Carlos Quiñones (Bruno Soreno)Sebastián Martínez Daniell,Colectivo Simbiosis Cultural y Colectivo Situaciones,  Margarita Pintado (¡otra vez!), Ricardo Piglia  , Francisco ÁngelesJulio PrietoJulio Ramos,Federico Galende, Julio Prieto  (¡otra vez!), Áurea María SotomayorNoel Black, Marta Aponte Alsina (varios que se pueden encontrar en este Dossier), Naomi KleinMara Pastor (otra vez), Nicole Cecilia DelgadoCristina Rivera GarzaCarlos Fonseca y Luis Moreno Caballud.

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4 comentarios sobre “Luis Othoniel Rosa reseña ‘Simultánea, la marea’ de Margarita Pintado (Puerto Rico)

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