Carlos Fonseca reseña a Alan Pauls (Argentina)

 Alan Pauls. Historia del Dinero. Anagrama: 2013, 208 pp.

 

“La cosa se complica con el correr de los días, las horas, los minutos

porque es así, subdividiéndose, empequeñeciéndose cada vez más,

hasta concentrar todo el peso de los hechos en un solo punto,

el presente, que acaso no lo resista, es así como suceden las cosas

en la economía demente de la época.”

–       Historia del Dinero

PaulsDinero

Con Historia del Dinero, Alan Pauls cierra su trilogía sobre la realidad política argentina de los setenta y termina por proponer una nueva aproximación a ese triple nudo que junta vida, historia y escritura. ¿Cómo se narra la biografía de una época? Esa pregunta bien podría ser el punto de partida para un seminario futuro que intentase elucidar lo que se esconde detrás de las más de seiscientas páginas de memoria impersonal que constituyen la trilogía. Ese seminario, para prolongar la hipótesis, bien podría empezar con una intuición de Roland Barthes: las biografías futuras no serán escritas desde la perspectiva de esos grandes eventos que marcan destinos, sino desde la óptica de unos cuantos destellos de sentido, de unas cuantas inflexiones de apariencia insignificante pero detrás de las cuales se esconden los relámpagos de esa cosa extraña que es la historia de una vida. Para Pauls, como para Barthes, la historia no es la mera crónica de un destino histórico sino la escritura de esa opaca marea afectiva sobre la cual la época se mueve. Su trilogía es fetichista, obsesiva, molestosa, proliferante, precisamente porque que intenta proponer otra forma de narrar la historia. Lejos de la crónica, Pauls persigue los destellos de una historia afectiva. En Historia del Llanto un joven, incapaz de llorar, veía en televisión las noticias sobre el golpe de estado de Chile. Su incapacidad para sentir la realidad actual como suya lo ubicaba en un punto de dislocación frente al presente. En Historia del Pelo, esta dislocación proliferaba, figurada por un hombre obsesionado con hallar el pelo de la época, el recorte de la contemporaneidad. Historia del Dinero, en cambio, persigue nuevamente la esquiva cuestión de la contemporaneidad para luego desplazarse y circular, como el dinero, hacia todas partes. El punto de partida promete un policial: el cadáver de un alto ejecutivo es hallado en el río Tigre. La valija repleta de dinero que cargaba, sin embargo, no aparece. Hasta acá la trama de un policial se sugiere claramente. Lo que sigue, la intriga que el enigmático cadáver suscita, no sigue sin embargo las reglas del género. Como siempre en Pauls, lo central es la escritura, esa escritura tan particularmente suya, especie de objetivización de la memoria, que parece reproducirse sin cesar, que propone comas y continua, que se niega a parar hasta que no ha consumido todas sus posibilidades. La lógica del policial se ha vuelto interna a la novela: la escritura, como el dinero, circula, teje y desteje, se invierte y se cuenta, indaga como buen detective sus propios caminos hasta elucidar una nueva lógica carnal del secreto. Dinero, lenguaje y escritura se unen aquí a la historia. Si para Ricardo Piglia, ese otro gran narrador argentino del dinero y sus secretos, la cuestión es ver cómo la narración sirve de puente entre las múltiples historias y la alucinada Historia, podría decirse que para Pauls la cuestión es otra: la escritura, ya no la narración, viene a funcionar como puente entre la vida y la singular Historia. Tampoco se trata aquí de indagar en los nudos míticos de la historia, en esos coágulos históricos, como tan precisamente lo ha hecho ese contemporáneo y compatriota de Pauls a quien este tal vez más se asemeja pero de quien precisamente por esta cercanía más se aleja: Martín Kohan. No. En la trilogía no hay mito porque la escritura no tiene la puntualidad del coágulo sino la agilidad del flujo. En ese seminario futuro alguien preguntaría: ¿Y qué decir de esos tres elementos titulares: el llanto, el pelo y el dinero? Tal vez cabría decir, en torno a esta futura pregunta, que la historia afectiva que ha escrito Pauls es una historia del fetiche y por ende de la obsesión, una historia de cuerpos y de afectos, de los placeres de una memoria objetiva. Tal vez por eso, en esta última novela el dinero pasa a ser el fetiche que impulsa la escritura hacia delante en ese intento por trazar el arco afectivo que trazan los malestares de una época. Desde ese lenguaje incierto y múltiple que es la moneda y sus derivados parte la aluvial escritura del argentino. La belleza de su logro tiene algo de la risa incómoda de los histéricos, del frenético rebuscar de los obsesivos.

Carlos Fonseca Suárez (San José, Costa Rica, 1987) es candidato doctoral en el Departamento de Español y Portugués de la Universidad de Princeton. Obtuvo su bachillerato en Literatura Comparada de la Universidad de Stanford, en donde se dedicó a escribir sobre poéticas de movimiento, ritmo y gracia. Actualmente cursa su segundo año en el programa y se dedica mayormente a definir sus intereses tanto académicos como literarios con miras a localizar su futuro tema de disertación. En El Roomate ha reseñado a los siguientes autores. Alan PaulsJosé Miguel Wisnik, João  Gilberto Noll,Ángel G. Quintera Rivera , Sergio WaismanSamantha SchweblinLorenzo García Vega, y Jennifer Thorndike

 

3 comentarios sobre “Carlos Fonseca reseña a Alan Pauls (Argentina)

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s